**Pensamiento a un ex amigo que pretende reivindicarse**
Sabélo de una vez: No me interesa tu amistad. Y lo que a ti te interesa de mí yo ya no te lo puedo dar. Ya no estoy dispuesta a invertir nada allí... Es más, ni siquiera estoy segura de lo que pretendes obtener de todo esto ya (o por el contrario, porque sé perfectamente lo que quieres conseguir), y para ser franca, ya ni siquiera me interesa acudir a reuniones no más por satisfacer mi morbosa curiosidad de lo que pasará en ellas. Y eso que a mí siempre se me figuró que este defecto mío era ilimitado. Era capaz de presenciar el destace de un perro vivo si con eso averiguaba qué había de relleno, qué método usaban y cómo moría. Ni el asco, ni la indignación, ni la moral nunca pudieron contra mi morbosidad... O al menos eso pensaba yo. Me equivoqué. Con que sí había límite después de todo. En ese caso, debería darte las gracias por venir a presentármelo, por mostrarme que sí es posible superarlo. Que puede la curiosidad dar paso al hastío, aún a costa de no enterarme del meollo del asunto.
Y por favor. Cómo se lo explico sin sonar grosera o demasiado directa...
A ver... Un intento:
NO quiero ser su amiga.
NO quiero ser su alcahueta.
NO quiero ser su notaria de cabecera.
Mucho menos su fiadora...
Y francamente, preferiría defender a un burro que jura ser caballo que a vos.
NO está dentro de mis consideraciones, ni remotamente, ser la madrina de ese pobre engendro tuyo por el cual lo único que puedo sentir es lástima. Estar condenado a crecer con un padre como ud, sin escrúpulos de vergüenza y en cuyo diccionario no existe la palabra “descaro”, “generosidad” o “desinterés”, no debe ser nada bonito, aunque sí bastante jodido. Y no, sería irresponsable de mi parte aceptar algo así. Ni siquiera soporto a mis propios sobrinos, dos piojosos salvajes a los cuales nunca les han impartido mínimas reglas de educación ni límites para sus malacrianzas. Aún menos voy a soportar a un insufrible escuincle tuyo. Pero claro, él no tiene la culpa. Pobre criatura. De verdad que la compadezco.
Fue un intento, no dije que tendría éxito.
**Pensamiento a una ex amiga que nunca creció**
Tuve la suerte de conocerte un día y que pese a tu cortísima edad me parecieras una adolescente precoz, alguien casi verdaderamente adelantada para su época. Pero en todo este tiempo, he lamentado que sigas siendo la persona de 14 años que conocí. No, no la misma. Una peor. Estancada. No creo que haya nada peor que estancarse, y eso, a mi parecer, te ha pasado a ti. Tu cuerpo creció pero nunca saliste de la pubertad... Nunca pasaste de la secundaria y tu mejor época languideció allí... Qué decepción. Decidiste continuar con tus berrinches de nena pequeña, con tus dramas por naderías, continuaste dándole demasiada importancia a las necedades de otros... Te volviste frívola y mezquina, egoísta y vanidosa. Es una pena. Y yo no me quiero quedar a ver el ocaso de ese talento tan grande que a los 14 lucía como una verdadera promesa... No quiero quedarme a ver que llegues a los 30 y que no hayas logrado gran cosa con tantas herramientas que diosito puso a tu disposición. No quiero quedarme a ver que todo ese potencial se quedó ahí, en la potencialidad. Para alguien que siente un sincero cariño por ti, sería demasiado doloroso quedarse a mirar semejante autodestrucción. La vida es dura, sí, ahora que lo sabes... ¡Ya crece! ¡Toma las riendas de tu vida y has algo con ella!