martes, septiembre 19, 2006
Si hay algo que me emputa (además de los amigos pelotudos {ver post anterior}, Bob Esponja y que el pan caiga con la mantequilla para abajo...), es la gente que se cree mejor que otros porque les ha tocado lidiar más tiempo con lo jodido del sistema... Como si haber comido más mierda que otros, los purifica y los redime de alguna manera. O los legitima y bendice con más derecho de ejercer una determinada carrera con los méritos que les adjudica las adversidades de la vida en general.

Cuando me tocó hacer la especialidad en una universidad privada, tuve la desgracia de tener por compañeros a algunos de estos energúmenos egresados de *cierta* universidad estatal. Suelen ser fácilmente reconocibles: Siempre andan en manada con los mismos de su especie, y NUNCA, bajo ninguna circunstancia, a menos que no tengan más remedio (léase, el profesor armó los grupos de trabajo por lista), se juntan con la chusma (dícese de cualquier otro pendejo que no se haya reventado las bolas codo a codo con ellos, aunque la realidad sea que se las ha debido moler a punta de guevazos en otro sitio). Y finalmente, lo típico, en cuanto se percataban de que alguien es egresado de una universidad privada (cualquiera que sea esta. Ah!, porque eso sí, en eso no saben discriminar) comienzan a mirarlo con malos ojos. O mejor dicho, siendo más precisos, con cara de asco. El asunto se evidencia aún más en clase, ya que nunca pierden oportunidad de portarse majaderos con el profesor y/o minimizar/humillar de alguna forma el aporte o comentario de algún otro compañero ajeno a su selecto grupo.

La queja no vendría al caso si no me hubiera tocado ya toparme con más de un sujeto de estos que comienza con su campaña de “yo soy mejor que todos ustedes, manga de pendejos” dándose aires de suficiencia en cuanto pone un pie en un aula de cuanto curso requisito haya que llevar obligatoriamente con ellos para que lo dejen a uno laburar en su campo, lo cual, ya por sí me parece una verdadera putada: El solo hecho de tener que soportarlos se convierte en un obstáculo por sí solo. Es más, yo digo que deberían sumar créditos automáticamente nada más por tocar con la ‘suertecita’ de tenerlos de compañeros.

No digo que todos sean así (y hago incapié en este punto antes de que venga otro loquito a tratar de reventarme las bolas), por supuesto toda regla tiene sus excepciones. De igual forma he tenido el placer de conocer y trabajar con personas egresadas de universidades estatales con las cuales comparto el mismo nivel de responsabilidad y compromiso en cuanta tarea nos exijan y más allá, y solo gracias a estas personas no más, se ha evitado que haya una opinión generalizada aún más pobre que esta.
A estos desalmados juzgadores de las vidas de otros, les digo: También habemos personas comprometidas, egresadas de instituciones privadas, a las que nos ha tocado tener profesores buenos, malos y excelentes, además de partirnos el lomo para obtener un título... Un cartoncito que al fin y al cabo, en la calle no vale un quinto sino hasta que uno demuestre que puede vivir dignamente con el fruto de lo que hace. Que no me vengan a cantar a mí las mañanitas solo porque mis padres –que no con poco esfuerzo- me ayudaron a pagar mis estudios y se crean que eso me hace mediocre y me convierte en una incapaz para enfrentar el mundo que hay allí afuera. Si les disgusta tanto que haya que pagar por recibir una educación donde se aprovecha mejor el tiempo (y aquí hablo a partir de MI experiencia), entonces se pueden ir todos muy al coño de su madre. Literalmente.
Escupido por Dryadeh a las 11:10 a.m. | 5 comments